miércoles, 25 de septiembre de 2013

Imaginación o destrucción

 “El dolor es psicológico” que frase tan acertada…
Buenas tardes.-
Hoy hablaré sobre un tema bastante personal, interno. Un tema que a pesar de que nadie lo note, forma parte del día a día del ser humano y es que… ¿Cómo luchamos contra nuestra mente?

Momentos en los que tu único enemigo eres tú mismo…
Existen esos momentos en los que nos suceden millones de cosas malas… Podría decir con total seguridad que todos hemos pasado por los mismos. A veces nos preguntamos qué ocasiona estas cosas malas que suceden al mismo tiempo o una seguida inmediatamente por la otra, otras veces simplemente evadimos hacernos esa pregunta a fin de olvidar las cosas más rápido. En cualquiera de ambos casos sólo encontrarías una respuesta: TÚ.
Increíblemente, no hay otra respuesta… Tú eres el culpable de tus propias desgracias. Tú decides qué sientes. Tú decides qué esperas o qué imaginas… Sí, imaginas. La imaginación podría llegar a ser un arma de autodestrucción mortal. Nada internamente podría lastimarte más que tu propia mente, que tus propios pensamientos y tus propios planes a futuro y ahí se desencadenan una cantidad de sentimientos, esperanzas, acciones, entre otros.

Una vez me dijeron “El dolor es psicológico” y qué frase tan acertada… Cada quien tiene el poder de decidir qué le hace daño y qué no. Pero, ¿Es tan fácil como parece? No. Definitivamente no. Atravesamos por una serie de sentimientos encontrados, recuerdos enfrascados en tu memoria que quizá nunca salgan de allí, rabia, dolor, decepción, felicidad, suspiros infinitos que solo significan que amas en silencio, suspiros que te quitan el aliento y nunca, por mucha paz interna que te proporcionen… podrían devolverte la tranquilidad que algún día tuviste.

Es desconcertante ver cómo las cosas y las personas se alejan de tu lado tan fácilmente… Y como tú y sólo tú te quedas en ese sitio. En esa última palabra, en ese último sueño, en esa última mirada, en ese último abrazo. Todo pasa, sin poder tú siquiera decir adiós, sin poder refutar al respecto, sin poder explicar bien lo que sientes.

Miedo… ¿Cómo puedes acostumbrarte al miedo? Parece insólito, pero sucede. La incertidumbre le acompaña, sin duda alguna pero todo al final se convierte en un gran deseo de triunfar y alcanzar lo deseado. Y entonces comienzas a jugar contigo mismo.
Comienzas a soñar, a esperar, a cuidar, a valorar, a imaginar… Y repito: La imaginación podría llegar a ser un arma de autodestrucción mortal y es que te manipula demasiado bien… A ti, a tu cuerpo, tus acciones, a veces podría llegar a manipular a los demás mejor que a ti mismo y es cuando nos preguntamos: ¿Es eso bueno o malo? Pero qué, no hay respuesta. Es una incógnita infinita, como lo son prácticamente todas las cosas que comprenden a lo que llamamos ‘vida’. De cualquier forma, a partir de esa pregunta todo lo que puedes hacer es deducir, juzgar según lo que te dicta la situación y elegir “a dedo” las posibles soluciones que podrías aplicar… Esperando que signifiquen un bien común y que no te lastimen o por lo menos no tanto.
Otra cosa que califico como insólita es la manera de ciertas cosas de comenzar porque ¿Cómo puede algo comenzar como un juego? Como un simple comentario, una simple indirecta que un día se convierte en la razón de tu miedo.

Cambiando un poco de tema, asombra la rapidez. Te deja en un trance, en el limbo. ¿Cómo puedes encantarte tan rápido?, ¿Cómo puedes crearte una vida tan rápido?, ¿CÓMO PUEDES IMAGINAR TAN RÁPIDO? Y sólo comentas: “Ojalá fuese así de rápido para otras cosas”. Tratando de verle el lado cómico al asunto cuando en realidad no lo tiene.
Y es aquí donde volvemos al punto principal: tu único enemigo eres tú mismo pues tú y sólo tú decides si continuar o quedarte enfrascado… Pero entonces aparece otro pensamiento: Yo no quiero continuar, eso significaría olvidar y no quiero olvidar. ¿Qué haces? Dejas que el tiempo pase… Y te quedas sin la respuesta por siempre. Pero encuentras paz.
Y bueno... Ni mencionar cuando cometes un error con respecto a toda la situación anteriormente mencionada. Cuando eso sucede no hay palabra que te de aliento o acción que te quite la culpa pero, ¿Fue eso en realidad lo que querías?... Los errores los comete cualquiera. Definitivamente.

Nota: Me gustaría añadir algo más… Tratando de evadir el resto del tema pues no me agrada en lo absoluto y es que ser feliz es demasiado lindo. Debería ser posible calificar como santos a aquellas personas que son capaces de devolverte la felicidad, que te muestran la luz cuando juras no existe algo más que la oscuridad. Colocarlos en un altar, dedicarles una sonrisa cada día, un suspiro noche tras noche y un sueño de vez en mes. Pero sobre todo eso, debería ser posible devolverles esa felicidad que nos proporcionaron al doble, porque wow…  Que difícil debe ser. De cualquier forma… No queda más que agradecerles y darles un abrazo seguido de un “te quiero”.
Nota de la nota: Nunca olviden decir lo que sienten pues nunca saben qué podría ocasionar. Positivo o negativo, nunca está demás ser honesto.





Y lo que un día se promete, un día debe cumplirse…

Ariana Sánchez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario