Ese amor bonito… Irremplazable, único, especial. De
esos que se ven poco y duran para siempre.
Muy buenas
tardes.-
Hoy quiero
dedicar mi entrada. A una persona especial, única e increíble pero evitando
hacer mayor extensión al asunto.
Primero que todo,
aclaro que como de costumbre; me desviaré del tema en reiteradas oportunidades…
“Que no se pierda la bonita costumbre de…”
Continuar…
Continuar sin razón, continuar sin lógica, continuar sin esperanza, continuar
por inercia, por miedo a perder y terror a volver.
Muchas veces nos
vemos involucrados en situaciones bastante difíciles. No logramos definir qué
sentimos o qué queremos; perdemos nuestra identidad por completo y… ¿Cómo se
recupera? Las opciones en realidad son bastante limitadas y concretas a su vez:
Continúas siendo medianamente feliz y
esperando algún día mejore ó terminas,
optando por algo mejor pero inseguro. Sin embargo, a pesar de tener estas
opciones claramente definidas en tu mente… No logras decidir. No sabes qué es
lo que te conviene y decides crear una segunda opción: Amanecerá y veré.
Pero esto sigue
sin resolver el problema. Podrías pasar días e incluso meses (pero nunca años)
en esta situación y poco a poco te consume… Te cansa, te aburre, te desespera,
te entristece, te quita el sueño y de repente sin darte cuenta tu vida gira en
torno a eso.
¿Cómo lo controlas? Ya va… ¿Es eso posible, a caso es esa una
solución? Porque si es así… Qué no darías por poder aplicarla.
Inútil sociedad.
Inútil sociedad que nos dicta las reglas que hay que seguir. Que nos hace todo
difícil, que nos complica la vida y nos hace comportarnos como unos cobardes al
momento de amar a quien lo merece.
Todos dicen no
seguir tabúes pero a la hora de la verdad actúan como lo dicta la sociedad.
Pensando que es “lo mejor” pero, ¿Acaso eso les da tranquilidad?
Y se supera.
Lamentablemente se supera, se olvida, se recuerda de vez en cuando pero por
otro lado se espera otro mensaje, se sueña de vez en mes, se cuida de lejos, se
protege y se admira.
Pero, a la vez se
detesta. Se detesta por todas y cada una de las cosas que fueron prometidas,
que fueron ese tipo de “pactos” que nunca se llamaron así pero en realidad eso
solían ser y tomaron lugar en “lo nuestro” pero al final, cuando uno de los dos
siente que ese “nuestro” ya no existe (cuando en realidad existe más que nunca)
se olvida de todo… Como si ya nada importara, como si ya no valiera la pena,
como si hubiera sido traicionado cuando en realidad nada de eso pasó. Ni en
este mundo, ni en el paralelo a éste.
Yo
particularmente, pienso que las personas no deben perder ese toque de
honestidad que cada quien tiene. Si se promete algo, que se cumpla. Si se dice
no se va a hacer algo, que no se haga. Si se tiene “algo” que no se deje ir y
en su defecto, se respete. Aún cuando todo termina, se debe respetar el
recuerdo y cumplir con cada cosa que fue prometida.
Extrañar.
Extrañar porque además de costumbre, era un gusto que solías darte cada día,
todo el día, en todo momento. Era como no necesitar nada más para estar bien,
para poder respirar con tranquilidad… Y termina en suspiros, en buenos deseos,
en esperanza a largo plazo, pero nunca en arrepentimiento.
Ese amor que dura
para siempre, que por más que lo intentes nunca se va… Ese amor que estabas
destinado a experimentar desde antes de nacer y en el cual las fuerzas químicas
escapan de la razón. Y ahí se rinden, dándole un final no deseado y quedando
con esas ganas infinitas de compartir sus vidas juntos.
Poco a poco esto
crece… Sin verle el final, pero habiendo terminado.
Como un niño quiere a sus
juguetes, así te quise yo.
Ariana Sánchez.
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