Es como colocarle
pausa a tu vida y que permanezca así por meses hasta que llegue el momento de
continuar, al quitar la pausa (porque eso fue lo único que hiciste; quitar la
pausa) te das cuenta de que nada es como lo dejaste al presionar el botón de
pausa.
Es como taparte
los ojos para no ver lo que pasa a tu alrededor pero seguir escuchando,
sintiendo, pensando y soñando la realidad por muy dolorosa que sea.
Es como que te
arrebaten lo que quieres a tu lado, lo que esperaste, lo que soñaste mil noches
seguidas, lo que pediste, lo que siempre quisiste y al fin habías encontrado.
Es como esperar
de los demás que sientan lo que tú sientes y por lo que sufres pero que nadie
pueda siquiera acercarse a eso que tu llevas dentro.
Es como no poder
volver a tener cerca aquello que tanto anhelas.
Es como volver a
esperar esas palabras lindas que simplemente ya no estarán aquí y hace tiempo
que no lo están pero bueno, tú vivías en una película. Posiblemente sigues en
ella.
Es como soñar con
esa química que hubo el primer día, con esas ganas incontrolables de no soltar
a la otra persona y cuando te despiertas, darte cuenta de que la química nunca
volverá a estar.
Mirar con aquella
ternura con la que siempre miraste y descubrir que ya no se te devuelve de la
misma forma, ni siquiera se le parece a lo que solía ser.
Pensar una y otra
vez en eso, no poder sacártelo de la mente y pensar también en que no es
correspondido de la misma forma.
Recordar el
primer día, como si hubiera sido el último para que no te duela tanto… Recordar
cada instante, para sentir que todo está bien de nuevo.
Esperar una
llamada que te cambie la vida.
Llorar como si
nunca hubieras llorado y como si fuera a la vez tu estilo de vida, algo a lo
que estás acostumbrado.
Escuchar una y
otra vez en tu mente esas palabras que hubieras preferido no escuchar nunca.
Querer como un
niño quiere sus videojuegos, como un escritor quiere sus textos, como una abeja
quiere las flores, como un profesional quiere su carrera. Quizás no sean los
mejores ejemplos, pero fueron escritos con toda la pasión que tengo para dar.
Obsesionarme, como
sólo yo lo puedo hacer, como tú algún día quisiste me obsesionara.
Entregarme, en
cuerpo y alma a algo temporal pero que viví con toda la intensidad posible.
Extrañar aquello
que fuiste, aquello que fuimos, aquello que construimos juntos, aquello que fui
al estar contigo.
Ver mi pasado
como un desastre, hasta que llegaste y lo arreglaste.
Amar como sólo un
adolescente puede amar, de la manera más incontrolable del mundo y de la única
forma en la que dos específicas personas se pueden amar.
Ver correr el
reloj, que los minutos pasen y nada, todo sigue igual, todo está como si una
catástrofe natural hubiera azotado el lugar en el que vives y ahora… Ahora sólo
quedas tú , nadie más.
Notar que ya no
estará más a tu lado, que no volverás a verlo y en caso de hacerlo, no te vera
de la misma manera. Ya no recibirás mensajes de su parte, ya no te volverás a
sentir protegida por esa persona, ya no volverás a sentir esa incontrolable
necesidad de sonreír estúpidamente gracias a esa persona.
Darte cuenta de
que no aprendes de tus errores, de que no te importa volver a sufrir de la
misma manera o peor con tal de sentirte amada y sentir que amas a alguien,
sentir que el amor existe y que lo conoces.
Tratar de
adivinar lo que está haciendo, si estará pensando en ti o ya eso habrá cambiado
también…
Y un montón de cosas más, cosas que quieres simplemente suprimir de tus recuerdos para no tener razones por las cuales sentirte mal.
Ya basta, ya
perdiste suficiente tiempo en cosas sin sentido. Ya sufriste, amaste,
esperaste, aceptaste, soñaste, pensaste, sentiste… Ya no vale la pena pensar en
lo malo, pero siempre valdrá la pena pensar en cada uno de los momentos que
pasaron juntos.
Te levaste la
cara, tomaste el control, eliminaste todos tus usuarios, récords y partidos guardados. Por último, APRETASTE
LA OPCIÓN ‘JUGAR UN PARTIDO NUEVO’.
Ariana Sánchez.
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